domingo, 21 de marzo de 2021

LO QUE SE PERDIÓ EN EL PANTANO II

 LA VIDA EN EL TERRITORIO

          Supongo que a más de uno le sorprendiera que en la entrada anterior sobre el territorio no se mencionasen para nada los pueblos que estaban integrados en dicho territorio. Sorprenderse puede que sea quedarse corto. Y entenderé a los que considerasen deficitaria dicha entrada por la falta de alusión a los pueblos.

          La motivación de dicha omisión está en el hecho de considerar a los pueblos como la base, fundamento y espíritu de la vida existente en el territorio. eran el albergue - cobijo de los que daban vida al territorio.

           Aunque si somos justos, sí hay una mención a los pueblos; y no sólo eso sino que se hacen tres categorías con los pueblos del territorio en función del grado de afectación. En todos ellos había gentes que daban vida al territorio. En algunos, pese a las dificultades, siguen manteniendo parte de aquella vida. (Consultar mapa entrada anterior)

          Por una parte tenemos los pueblos que sin ser derrumbados ni sumergidos, fueron despoblados: UTRERO Y CAMPOSOLILLO. Este último no pertenecía al ayuntamiento de Vegamián.

         Sus edificios se mantuvieron en pie pese a que las aguas no iban a llegar a ellos. Pero las aguas iban a cubrir buena parte de sus tierras y las mejores tierras para el cultivo.

          Con el paso de los años hubo intentos por recuperar, restaurar viviendas en Utrero destinados a campamentos..... Varios veranos hubo actividad en la localidad.

          De Camposolillo  recuerdo en paseos de verano por el lugar (años después del llenado del pantano) vacas deambulando por las calles vacías del pueblo o sesteando en el interior de algunos edificios. Sus pastos eran arrendados, y de ahí que hubiera vacas.

          La vida en estas dos localidades desaparece supongo con algún sentimiento añadido al de las localidades que quedarían sumergidas. Tener que dejar su pueblo, sus tierras, sus casas viendo que las casas seguirían en pie y las aguas no llegarían a ellas generaría sentimientos adicionales. Estaría bien conocer los sentimientos de las gentes de esas localidades.

          Otro grupo de pueblos del territorio son los que pudieron seguir con sus vidas: ORONES, VALDEHUESA Y RUCAYO

         Supuestamente estos pueblos no deberían verse afectados por la construcción del Pantano.

          Pero supongo que al igual que en el valle del Arianes perderían algunas tierras, que serían expropiadas para luego ser arrendadas por CHD. Al menos eso sucedía y seguirá sucediendo con la pradera de Arianes.

         Otro factor que alteró considerablemente la vida de estos tres pueblos supervivientes es el aislamiento a que fueron condenados por las aguas del Pantano. De estar todos los pueblos agrupados en el valle y tener la cabecera del municipio (con sus tiendas y servicios) a escasos kilómetros se pasó a un gran distanciamiento entre ellos y a la nueva cabecera del municipio de la que pasaron a formar parte: Boñar.

          Ese distanciamiento se traduce en unos 20 Kilómetros y que teniendo en cuenta el tipo de carreteras supone unos veinte minutos.

         Mucho me temo que la inclusión de la zona en el Parque Regional supusiera algún  beneficio para las gentes de estos pueblos que sobrevivieron al pantano. Misma situación para otros pueblos como los del valle Reyero.

           Y a estos factores hay que añadir las políticas, yo diría contra la zona rural o lo que hoy llaman la España despoblada. Cuotas lácteas que han conseguido con las Centrales lecheras la desaparición de las vacas para leche en la zona. Precios abusivos contra los ganaderos, penalizaciones...

          La paulatina supresión de servicios en la zona: transportes, escuelas, salud... todo ello hace casi heroico seguir viviendo en los pueblos de la montaña. 

         ¿Esto hubiera sido el porvenir de los pueblos que quedaron bajo el pantano? Es muy probable que así fuera. Pero seguirían con su vida.

          El P. Casiano García (agustino) en la Ofrenda que realiza la Diputación en el año 61, cuando dan comienzo los preparativos para la construcción de la presa del pantano, como homenaje a los pueblos que van a desparecer, hace un verdadero esfuerzo por intentar aliviar el dolor de las personas del lugar. 

          El intento del sacerdote por que las gentes del territorio aceptasen el destino, recurriendo a que fueran conscientes de lo dura que es la vida entre estas montañas, la esperanza de encontrar paraísos donde comenzar una nueva vida o el sacrificio particular o individual por un bien  común mayor, dudo que disminuyera el dolor y tristeza de los que deberían partir al finalizar las obras. 

              Aunque en honor a la verdad creo que el P. Casiano tenia que hacer esos intentos (por ser sacerdote, porque se lo encargaron las autoridades, ...) utilizando argumentos que contrastan con los sentimientos que expresa en la Elegía de la mencionada Ofrenda. Y que me parece de interés recoger aquí:

        "Quisiera yo cantar una triste elegía a los pueblos  que van a desaparecer, pues si todas las despedidas tienen algo de la muerte, qué no será esta gran despedida que estamos presenciando.

          Despedida de los muertos que aquí descansan.

              Despedida de las tradiciones y de la historia de la región que forman los tejidos espirituales de nuestra alma.

          Despedida de la tierra donde nacimos y tenemos clavadas nuestras raíces

          Despedida de los familiares. amigos y convecinos que ahora van a ser aventados en varias direcciones.

           Despedida de las casas y calles del pueblo, llenas de recuerdos".            

      Finaliza su elegía el P. Casiano con la alusión al Salmo 137 cuando los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia. Da por sentado que añorarán su tierra. Aunque con el paso de los años se puede constatar que algunos se acomodaron y se sienten bien en su nuevo destino.

                  ¿ Y la vida del territorio en aquellos años?

          Cuando se inician los preparativos de la construcción de la presa (1961) y la Ofrenda de la Provincia a Vegamián y sus pueblos creo, sin temor a equivocarme, que el ánimo de las gentes del territorio y la forma de afrontar el día a día tuvo que experimentar un cambio bastante radical.

            La inexorable cuenta atrás que se inició, aniquilaría muchos proyectos de reformas o mejoras en viviendas, cuadras, cercados.... Los sueños, pesadillas que todo lo que tenían y les rodeaba acabaría bajo el agua, seguro que se repetían con más frecuencia de la deseada.

          Estación a estación, año a año veían como su valle iba siendo aislado por un gigantesco muro y les iba acercando al momento en que tras abandonar sus tierras, estas con todos sus bienes y actividad serían sepultadas.

         La vida en aquellos años en toda España y más en la zona rural estaba marcada por las actividades propias de cada estación y pautadas por la religión con sus festividades y preceptos: Navidades, Semana Santa, Fiestas Patronales, "domingos y días de guardar".

           Cuando abordé la construcción de la presa del pantano me referí al permiso especial que hubo que solicitar para poder seguir trabajando los domingos. Cosa que se concedió con la condición que se dijera misa los domingos para que pudieran acudir los trabajadores albergados en los barracones sitos junto a la presa.

               Sino querías ser señalado o caer en desgracia más te valía ir a misa los domingos y fiestas de guardar y no caer en la tentación de trabajar en esos días festivos.

          Prueba de la importancia y valor de la religión es la cantidad de fotos relacionadas con la religión que se han aportado de los distintos pueblos: iglesias, ermitas, ceremonias, ...

          Ya desde niño la religión - iglesia tienen un papel importante. Ser monaguillo suponía un plus o reconocimiento: tocar las campanas, ayudar a misa, ocupar un lugar destacado, al lado de la presidencia, en las procesiones,  acompañar al viático...

          Desde el nacimiento hasta la muerte la vida será jalonada de distintos actos religiosos: bautismo, comunión, confirmación, matrimonio, orden sacerdotal...

          Por cierto, en el valle se produjeron varias ordenaciones sacerdotales. De ello tenemos testimonio por distintas fotos con los mayos que se colocaban con motivo del cantamisa.

          La religiosidad de las gentes de aquellos años y sus descendientes y el intento de que sus pueblos y su vida en ellos no quede en el olvido ha llevado, a que después de 50 años, al menos 2 pueblos sigan celebrando la festividad de sus respectivos patrones: San Antonio y la Divina Pastora. 

          Impregnadas de las actividades religiosas eran muchas y diversas las actividades que componían o daban la vida en el territorio.

          Salvo para asuntos bastantes especiales no sería necesario salir del territorio (consultas médicas especializadas) ... y para todo lo demás hay que considerar que la vida y actividad del lugar era autosuficiente.

             Una actividad de considerable importancia era la vida escolar. Hoy en día uno de los signos de la despoblación y que la aceleran es la falta de escuela en los núcleos rurales. En la actualidad hay localidades que han conseguido rescatar las escuelas y fijar población. Y eso supone una inyección de vida para esos lugares.

          La escuela marcaba también el ritmo de vida en el territorio principalmente para los niños y niñas. Cumplidas las obligaciones estudiantiles, a los escolares les quedaba tiempo para jugar por las calles de los pueblos y a menudo para ayudar en las tareas de los padres. No era infrecuente que se abandonase la escuela con edades tempranas. Por supuesto antes de los 18, 16 años.

         Era necesario colaborar en las tareas familiares o buscarse un trabajo para aportar ingresos en la familia.   

          No cabe duda de que la Iglesia aportaba el alimento del alma para las gentes del lugar, y la escuela el alimento para las mentes. Pero también es cierto que en la mayoría de los casos y de las casas la familia era un aporte fundamental en el aliento del alma y de la mente.

             Los rezos antes de las comidas, antes de dormir y otros pequeños detalles quiero pensar que venían a ser las vitaminas del alimento del alma: Imprescindibles para que ese alimento fuera asimilado.

           Otro tanto sucedía con el alimento de las mentes en cada familia, al menos en muchas de ellas. Aunque las necesidades en muchas ocasiones llevaban a conformarse con que los muchachos y muchachas aprendieran a leer y escribir y las cuatro operaciones.


           El empujón de los padres o hermanos mayores en el aprendizaje de aquello que se consideraba esencial (ya mencionado), los pequeños "filandones" familiares, la trasmisión de la sabiduría popular y del entrono... formaban parte de las vitaminas para la mente.

          Otra cosa distinta era el alimento de los cuerpos. Cada familia debía procurarse el alimento para todos los integrantes de la misma. En el mejor de los casos en ocasiones serian ayudados por familiares o vecinos. Una prueba muy significativa era la matanza. Algo que constituiría una buena parte de la alimentación del año. La ayuda de familiares o vecinos era necesaria en tal tarea y a la vez constituía casi un día de fiesta. Hoy en día se intenta recuperar la tradición de la matanza con distintas motivaciones o razones pero en aquellos tiempos era algo vital, necesario para la subsistencia.

           Para muchas familias el autoabastecimiento era un objetivo o incluso la forma de vida. Los campos darían buena parte de alimentos para ellos y el ganado que tuvieran y que a la vez les ayudarían en el trabajo y sustento.

          Los corrales, cuadras y pajares parte de sus casas albergaban una buena parte del sustento: leche, quesos, mantequilla, huevos, pollos... 

          Los excedentes del campo o de ganado servirá para vender o intercambiar productos. Las ferias de Vegamián o Boñar facilitaban la compraventa: cerdos, corderos, terneros...             

          Los campos y huertos completaban la alimentación y también podían generar excedentes para vender.

            Aunque a día de hoy pueda parecer extraño y un tanto increíble que en este territorio o zona más sur, como Boñar, se cultivase cereal así era. El grano del territorio debía viajar mucho para acabar transformado en pan sobre las mesas de las familias.


            En los molinos de la zona se transformaría el grano que posteriormente serviría para la elaboración del pan. Ya fuese familiarmente en las casas o en las panaderías del territorio.

         La caza y pesca, así como la madera de sus montes también ayudaban a mantener la vida en la zona.

          Según se puede apreciar en la foto, a modo de inventario de Vegamián aquello que de modo autosuficiente no pudieran tener las familias se podía conseguir sin tener que salir del territorio.  

         Además de servicios básicos como las escuelas, médico, correos, transporte ... eran completados con establecimientos de alimentación: abacería, panadería, carnicería y cómo no con algún que otro café y tabernas.

           En el mencionado inventario no es difícil echar en falta un alimento que no era fácil tener en la zona: Pescadería. A parte del pescado que se pudiera conseguir de los ríos  no habría otro pescado en las mesas de las casas que no fueran las conservas o salazones. Esta carencia era aliviada cada semana cuando Chucho con su Isocarro se dirigía a llevar pescado hasta puebla de Lillo, Solía hacer parada en Vegamián y alguna otra localidad.


          Recomiendo examinar con detenimiento esta especie de inventario de servicios y  negocios existentes en la zona. Es necesario analizarlo con los ojos y necesidades de los años 50 y 60.

          Para una sociedad como la nuestra, impregnada de consumismo y necesidades un tanto superfluas puede parecer que solo refleja pobreza y necesidades. Pero para las gentes de aquellos años y aquel territorio les servía para llevar una vida, aunque sacrificada, digna y feliz en su tierra,

          La vida en el territorio veía alterado su laborioso y monótono discurrir en las fiestas patronales que eran días de alegría, esparcimiento y cultivo de tradiciones como los bolos o los corros de lucha leonesa.

         En más de una localidad y en años distintos hay que contar con la amenización musical del grupo Los Veleros. Son muchos los que aún hoy recuerdan en Boñar y alrededores sus actuaciones.

          La música y baile los fines de semana eran elemento de esparcimiento. Lo curioso es uno de los lugares donde se producía. Precisamente no eran las cabeceras de Vegamián o Boñar.


        El lugar, allá por Las Cuevas: entre Utrero y Armada, concitaba no solo la visita de los pueblos del Ayuntamiento de Vegamián sino que allí llegaban desde Boñar fuese en bicicleta o en coche. Por ejemplo el de Cundo.

         La familia de los Pereda parece que tenían algo que ver con la posibilidad de música y baile en la Zona.

Este viaje por lo que tenían y cómo vivían las gentes del territorio me lleva a mi infancia. Infancia que trascurre en la zona del Esla. Y lo cierto es que la vida en aquel entorno rural, zona de ribera no era muy diferente a lo que aquí he visto y conocido por tantas fotos, comentarios y documentos que muchos habéis compartido.

            La enorme diferencia es que la vida de este territorio ha desaparecido, pese a permanecer en la memoria de muchos, y que la vida en la zona del Esla de donde procedo, aunque vaya languideciendo como gran parte del mundo rural, sigue con su vida o con la vida que les dejan tener. 


         Mucho es el material que hemos recopilado y que no ha tenido su sitio en esta entrada. Por ello sigo con la idea de poder hacer una exposición y de alguna manera incorporarlo al blog.

          Finalizo esta entrada con una imagen de Quintanilla. En honor a sus gentes y que es de donde menos información hemos recibido.