En los últimos tiempos he asistido, casi como simple espectador, al renacer de uno de los pueblos forzados a abandonar sus casas por las aguas del pantano.
Gracias al empeño principalmente de Goio y Luis, que han conseguido que numerosos descendientes de Utrero se sumen al reto de "resucitar" el pueblo, este renacer está dando sus primeros pasos.
Y puesto que he considerado necesario dejar constancia de este hecho he solicitado a Goio que hiciera un relato de lo que está ocurriendo. Y afortunadamente esta entrada no corre a cargo mío; y sería bueno que pudiera repetirse que más personas hicieran entradas al blog.
La reunión que representa la foto es el comienzo de la andadura de "Amigos de Utrero"
A continuación el relato que me ha enviado Goio.
A veces, un lugar puede quedarse quieto durante más de medio siglo.
Pero un día, sin previo aviso, alguien
pronuncia su nombre en voz alta… y la historia empieza a moverse otra vez.
Hace un tiempo, invitamos a la
Asociación Boñar, el Espíritu de las Aguas, a soñar con nosotros: imaginar que
Utrero, aquel pueblo olvidado junto al embalse, podía volver a palpitar.
Pensamos en un rescate por etapas, como quien devuelve la respiración a un
cuerpo dormido.
En la última Semana Santa, algo que
parecía imposible ocurrió: quienes vivieron allí antes de la expropiación —y
sus descendientes— nos reencontramos por primera vez en cincuenta y cuatro
años. Encendimos una vela. Una campana sonó. Y durante un minuto entero, el
silencio tuvo el peso de todas las vidas que nos precedieron. Honramos a los
que construyeron comunidad con sus manos y su fe en la tierra, y decidimos
empezar.
Hoy, 16 de agosto, fiesta de San Roque
en Boñar —fiesta grande— levantamos la vista para brindar por este nuevo
amanecer, no solo de Utrero, sino de todo el valle anegado de Peñamián.
Gracias a su ayuda, el camino se ha
limpiado, la prohibición de paso es un cartel de bienvenida. Hemos rescatado el
cementerio, donde las zarzas y espinos humillaban aún veinticinco lápidas. La
fuente vuelve a manar y entre los matorrales han empezado a dibujarse de nuevo
las calles y las casas familiares.
Utrero no está de vuelta todavía.
Pero ha abierto los ojos.
Y eso, para quienes lo amamos, es el
comienzo de Todo.
(Goio Iturregui)
La prensa se ha hecho eco del feliz acontecimiento.